Recuerdo los aplausos a C'eravamo tanto amati unos festivales atrás y me sigo emocionando. Qué película y qué agradecido el público de aquellas dos sesiones. Es lo mejor del festival: el público. Caras que con el paso del tiempo se hacen habituales en las salas y que disfrutan con estas sesiones maratonianas en blanco y negro y tecnicolor.
Cuando durante una película como The day the earth stood still la gente ríe con ganas y aparece el The End el aplauso es entusiasta y unánime no hay más que añadir. En algunos momentos, desde la primera fila, da gusto mirar hacia atrás y ver los rostros sonrientes iluminados por el reflejo de la pantalla. Cómo lo pasé ayer viendo la película.
Otra grata sorpresa: The house on TelegraphHill. Una copia estupenda para una historia entretenida y muy bien contada.
La araña (Lars Kepler)
Hace 16 horas
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