Calle 14: septiembre 2008

Mamma Meryl, Ciao Paul!

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  • 28 septiembre 2008
  • Retroclásica


  • Antes de transmitiros esa carcajada colectiva en que Meryl fue capaz de convertir una rueda de prensa, no puedo pasar por alto la desaparición del actor favorito de muchos de nosotros. Una vez más, nos quedamos sin un intérprete irrepetible, porque será difícil que alguien pueda ofrecer una filmografía tan variada, completa y con los mejores directores de toda la historia del cine. Paul Newman era, más que una estrella, un actor; uno de los pocos grandes que han sido capaces de llevar una vida privada discreta y alejada de los flashes de Hollywood, y eso a pesar de no ser inmune a las tragedias o de tener otras actividades exitosas fuera de las cámaras: Newman's Own y los Hole in the Wall Camps, o las carreras de coches, una pasión de la que no hace tanto se retiró. Hace poco celebró cincuenta años de matrimonio junto a la mujer de su vida, Joanne Woodward, magnífica actriz que protagonizó casi todas las películas que Newman dirigió, destacando Rachel, Rachel y The Effect of Gamma Rays on Man-in-the-Moon Marigolds. Mencionar las películas de Newman y escoger las favoritas de entre todas ellas sería una labor de días y días y días... Las webs, los periódicos y las revistas darán toda clase de detalles biográficos y filmográficos. Yo aquí sólo quiero apuntar que es muy difícil escoger una película, pero esta tarde, en su honor, yo voy a ver THE STING (El golpe, George Roy Hill, 1973).

    Las horas con Meryl

    Por primera vez en muchos años me las he arreglado para ver de cerca a una de las más grandes. Confieso que hace años renegaba de sus trabajos, no sé por qué, quizá no comprendía ese meterse tan a fondo en la caracterización de sus personajes, pero con el tiempo y con la llegada de papeles comprometidos y sorprendentes (The Hours y Adaptation, por mencionar dos recientes), he valorado cada vez más no sólo sus dotes interpretativas, sino su habilidad para escoger personajes. Echad un vistazo a la rueda de prensa y a la ceremonia de entrega del premio Donostia 2008 a Meryl Streep. Actos breves, divertidos y emocionantes, en los que te das cuenta de lo mucho que ha dado de sí su carrera y lo que le queda todavía por aportar. Pocos video-clips pueden compilar tantas grandes películas como las de la filmografía de una mujer que parece estar viviendo siempre en la plenitud de su carrera, a pesar de que, como ella bromeaba, lleva planteándose desde los cuarenta años que "éste es mi último año en el cine". Ella estuvo así de cerca:


    De Meryl hay que destacar esa afición suya a indagar en el personaje adoptando acentos digamos exóticos (su famoso "I had a farm in Africa") y esa habilidad para representar auténticas sufridoras (en The French Lieutenant's Woman, Sophie's Choice, entre otras) o coquetear con la comedia (la reciente Mamma Mía). Si buscamos un epíteto, el viernes alguien propuso "versátil" y estoy totalmente de acuerdo, pero sería inexacto sin otros adjetivos como "divertida", "bromista" y "sensible". Lo que ha terminado por conquistarnos es esa amabilidad no fingida, como si ella se tratara de nuestra vecina de enfrente que sale pitando de casa para llevar a los niños al cole. Muchos de nosotros nos emocionamos minutos antes de que ella bajara las escaleras del escenario para recoger su premio, mientras en las pantallas podíamos ver un resumen demasiado comprimido con sus grandes personajes, de la Jill Davies de Manhattan a la Donna que en Mamma Mía! canta un rendido "The winner takes it all", pasando por Karen Blixen de Out of Africa, o su papel de cantante country en el último film de Robert Altman, A Prairie Home Companion. Un currículum que, como nos contó, a veces tiene que repasar cuando comparece ante la prensa, porque entre embarazo y embarazo, le quedan por ahí algunas lagunas... Qué mujer.

    Donostia, año Monicelli

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  • 24 septiembre 2008
  • Retroclásica

  • Bien, por fin un rato para acercarme al blog. Qué decir, divisando la recta final de nuestro Zinemaldia. Hoy no hago más que escuchar eso de "vaya ojeras, chica". Sí, hoy es uno de esos días que o me tomo un RedBull o no aguanto. Si hay una época del año en que mi consumo de cafeína supera con creces la media es ésta. Por mucho que te guste el cine, es muy duro estar dentro de una sala desde las cuatro de la tarde hasta prácticamente la una de la mañana. Menos mal que el cine de Monicelli, a veces mediocre, a veces brillante y muchas veces divertido, y eso compensa.

    A estas alturas voy cumpliendo mi estricto plan de sesiones. Y no nos podemos quejar, el ciclo funciona bien, la gente se divierte, y de vez en cuando descubrimos alguna perla que desconocíamos. Monicelli pasó por Donostia y se fue, y allí está en su casita de Roma, Vicino al Colosseo, descansando del ajetreo. No tuve la oportunidad de verle, lástima.

    Si me preguntan por otras películas, ni idea. Estoy totalmente desconectada del resto del festival. La gente opina sobre lo que ha visto y con algunas películas, como la de Jaime Rosales, hay división de opiniones. Yo vi Tropic Thunder antes del comienzo del festival y, pese a Ben Stiller, Jack Black y Tom Cruise, que no son precisamente mis actores favoritos, la película me gustó por lo cínica, crítica y bestia que es; Hollywood dentro de Hollywood.

    Si tengo que quedarme con algún título, revisar "I soliti ignoti" ha sido un auténtico placer. "Guardie e ladri" me la reservo para verla en casa, pero del resto, os recomendaría "Parenti serpenti", "Vita da cani" y, por supuesto, "La grande guerra". Muy recomendable "Risate di Giogia" con una magna Magnani. Contaré más, habrá alguna foto, actualizaré links, pero cuando me recupere de ésta...

    Two for the road, Dos en la carretera

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  • 05 septiembre 2008
  • Retroclásica
  • Me habían hablado de las virtudes de esta película docenas de veces, pero tuve que esperar a que una cadena de televisión por fin la programara, de madrugada, para grabarla y por fin verla, y quedarme prendada de ella y convertirla, visionado a visionado, en mi película favorita. Aquí os apunto algunas de las razones que hacen de ella una pequeña gran obra maestra.

    1. Frederic Raphael


    Novelista y guionista de cine y televisión en activo desde finales de los cincuenta. Antes de Dos en la carretera había firmado varios guiones, siendo el más destacable Darling, que le reportó un Oscar, y más adelante firmaría Daisy Miller y Eyes Wide Shut, la última película de Kubrick. Es el responsable de todas las perlas que podemos encontrar en el guión:


    Mark: ¿Qué son dos personas sentadas la una frente a la otra sin hablarse?
    Joanna: ¿Un matrimonio?

    Mark: Bitch! (aquí lo tradujeron como “bruja”, aunque lo correcto sería decir “zorra”)
    Joanna: Bastard!

    Mark: Acordamos antes de casarnos que no tendríamos niños.
    Joanna: Y no los tuvimos antes de casarnos.

    2. Henry Mancini


    Mancini (1924-1994) será eternamente recordado por dos obras fundamentales: la banda sonora de Desayuno con diamantes y el tema de La pantera rosa. Entendió como nadie la evolución hacia el pop y el jazz de la música de cine y también innovó el tratamiento de las sintonías de las series de televisión. Sin duda, son sus colaboraciones con Blake Edwards y Stanley Donen las que han propiciado sus obras más interesantes y reconocidas. Para mí, además de ésta y las mencionadas, Peter Gunn, Charade y Victor/Victoria son probablemente sus partituras más inspiradas. La música para Two for the road es muy descriptiva, transmite perfectamente las situaciones de movimiento, las humorísticas, las dramáticas, imprime un aire pop que encaja perfectamente en la estética cambiante de paisajes, vestuario, objetos y personajes. Como en muchas de sus bandas sonoras, queda un tema principal cantable, que elegantemente orquestaba para ser interpretado por un coro de voces, algo muy propio de los años sesenta y en particular de las obras de Mancini. Por suerte, ésta y muchas de las grabaciones originales del compositor han sido remasterizadas y editadas en los últimos años.

    3. El montaje y la dirección artística

    Madelein Gurg y Richard Marden son los artífices de este puzzle de flashbacks engarzados con precisión, en el que se mezclan cinco momentos en la historia de un matrimonio, perfectamente sincronizados, con transiciones sutiles, y en el que no nos perdemos gracias a la dirección artística de Marc Frederic y Willy Holt. Cada etapa en la historia de esta pareja en la carretera se identifica por el medio de locomoción empleado, por su aspecto y su vestimenta, y también por la gran labor de los actores, que imprimen un estado de ánimo diferente a cada situación, cada uno de ellos resultado de la etapa anterior. Nunca un collage aparentemente desordenado es tan claro desde el planteamiento inicial de la película. No sería la misma si siguiera una línea cronológica recta. Ésta es una carretera con curvas y cambios de rasante que evoluciona desde el auto-stop hasta el elegante Mercedes.

    4. William Daniels, Eleanor Bron y su insoportable Ruthie


    Secundarios de lujo, el matrimonio Maxwell-Manchester y su retoño repelente y caprichoso se convierten en inolvidables compañeros de viaje de los recién casados Mark y Joanna. A William Daniels (NY, 1927) lo hemos visto en muchas películas y series de televisión, pero sin duda para mí su Howard es el mejor personaje que ha encarnado en su larga carrera profesional; algunos lo recordamos como el juez Bedford en Cita a ciegas (Blake Edwards, 1987) o como padre de Dustin Hoffman en El graduado. En cuanto a Eleanor Bron (Stanmore, UK, 1938), quién no la recuerda como Ahme en Help (1965), o en Mujeres enamoradas y sigue en activo, en el cine y en la televisión. Sin duda, esa excursión fallida a Grecia no hubiera sido la misma sin el monstruo cuellicorto que emerge de las faldas de su madre: No, Ruthie, I didn't. No, I did not. No, Ruthie. No.

    5. Albert Finney, Audrey Hepburn, Stanley Donen


    Cuenta Donen que en el momento de realizar la película, Finney, Hepburn y él mismo estaban o acababan de salir de un doloroso proceso de divorcio y que eso influyó mucho en la relación entre los actores y la interpretación de los personajes centrales, así como en el tratamiento del deterioro de la relación de pareja que se describe. Para Audrey tener a Finney frente a ella supuso un soplo de aire fresco, por su buen humor. El papel de Mark Wallace fue rechazado por Paul Newman, que hubiera hecho un trabajo sensacional, probablemente, porque creo que ambos actores son capaces de imprimir cinismo a la vez que picardía a un personaje que arranca antipático y que así lo requiere. Mark es un hombre ambicioso y egoísta, a ratos divertido, encantador y amante e incluso inspira pena cuando se muestra decepcionado. Joanna es una mujer dulce y sincera, débil, amante, divertida, por momentos podemos pensar que él no la merece, aunque esa debilidad hace que la balanza se nivele. Donen, lejos de los preceptos estilísticos del musical, compone esta película con la misma precisión con la que se erige el granero de Siete novias para siete hermanos haciendo gala de un sentido del ritmo similar al del género musical. Consigue que el conjunto sea una historia de alto nivel estético y narrativo. No sólo ha resistido al paso del tiempo, sino que con los años se ha ido fortaleciendo y adquiriendo valores que quizá en su estreno pasaron desapercibidos. Bueno, sí, en San Sebastián, en 1967, un grupo de locos por el cine supo reconocerlo.
     
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