Calle 14: enero 2007

TaTaTaTaaaa TaTaTaaaa...

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  • 28 enero 2007
  • Retroclásica
  • Citando al alter ego de Penélope Cruz en los muñecos del guiñol hace unos días en la SER, “Alcorcón es como Hollywood, lo latino y lo español arrasan”. Lo apunto porque me ha hecho gracia, sin más.

    Bien, sigamos con Hollywood y su star-system. Los fans de Indiana Jones seguimos pendientes de George Lucas y Steven Spielberg y sus planes para la cuarta entrega de la saga. Sean Connery está pensando seriamente en abandonar su bien merecido retiro para encarnar de nuevo al Dr. Henry Jones; sólo si el guión le satisface, que quede claro. No puedo imaginar a otro en ese papel; hace unas semanas revisaba Indiana Jones and The Last Crusade y tengo que reconocer que me lo pasé pipa, que no tiene desperdicio y que películas como ésa hacen falta en la cartelera, entretenidas, divertidas, con diálogos inteligentes; vamos, una película clásica de aventuras con todos los recursos Lucas-Spielberg detrás, que por lo general suele ser garantía de entretenimiento; el guión ya está preparado, es de David Koepp, la preproducción en marcha y, si todo va bien, comenzará a rodarse el próximo mes de junio. Los rumores incluyen al habitual del reparto, John Rhys-Davis, la coprotagonista de la primera entrega, Karen Allen, y Natalie Portman, que, como Scarlett Johansson, parece estar en todas partes.

    Si la factoría Dreamworks, los efectos especiales y la cirugía estética no convierten a Indiana en un superhombre, lo lógico es pensar en una película que muestre a un héroe haciendo frente, más que a los malos, a los achaques de la edad. Cosa que ya hizo el propio Sean Connery en 1976, en esa magnífica interpretación de un Robin Hood de vuelta de todo, cansado, herido y enamorado en la inolvidable Robin and Marian (cómo no rendirse ante Marian-Audrey Hepburn). Lo que no puede envejecer en el personaje es el espíritu aventurero, la ironía, la inteligencia, la codicia por el tesoro. Pero, claro, saltar, subir, correr, huír, usar el látigo y no perder el sombrero en el intento tiene que ser más costoso (y a la larga cómico) en un personaje con años y kilillos de más y en declive físico (me remito al mencionado Robin de Connery). Vamos, yo ya no me creería a Indy colgado del cañón de un tanque o en una balsa bajando unos rápidos sin despeinarse. Que Harrison Ford ya no es tan “junior”, vamos, que han pasado dieciocho años desde la última entrega.

    Setenta cumple Vanessa Redgrave, esa grande grande grande del cine y del teatro, de quien mis películas favoritas son Camelot, Isadora y Julia. Todavía la recuerdo en una de sus visitas a San Sebastián, acompañada de Franco Nero y de su hijo en común; en aquella rueda de prensa, Nero, con lágrimas en los ojos, confesó que Vanessa era una de las mejores personas que había conocido en el mundo. Eso no tenemos la oportunidad de comprobarlo personalmente, claro, pero su militancia política y labor altruista han sido reconocidas públicamente y, como actriz, es una de las mejores en activo y de las que están sabiendo envejecer. Recuerdo a Harris-Arturo pensando en Redgrave-Genevere y preguntándose eso de How to Handle a Woman.

    Bennett y Streisand sonríen, Almodóvar no

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  • 23 enero 2007
  • Retroclásica
  • Tony Bennett celebra su 80 cumpleaños con un espléndido (como todo lo que interpreta) álbum de dúos que no hace sino recordarnos los dos Duets de Frank Sinatra, su elegante canto del cisne pocos años antes de morir. Cabe apuntar que Bennett era (según leí hace años, pero no tengo nada que lo documente) el cantante preferido de Sinatra. En 1995 tuve la oportunidad de asistir a su concierto en el Festival de Jazz de Vitoria, que ha sido uno de los más bonitos a los que he asistido hasta la fecha.
    Bennett y Streisand tienen algo en común y es que acuden a un repertorio de standards del que cada uno se apropia (porque su voz y su talento se lo permiten) y al que generosamente transmiten su personalidad. No hacen versiones de los temas que cantan, sino que los recrean y los interpretan. Quizá Barbra peque, en los últimos tiempos, de hacer versiones algo pegajosas de todo lo que canta, haciéndonos añorar, sin duda alguna, la pureza y el lado salvaje con que devoraba standards de Broadway en sus primeros álbumes (ha publicado más de sesenta hasta la fecha y recomiendo la revisión de los primeros doce álbumes desde que firmó con la Columbia a principios de los sesenta). Esta vez los dos cantan juntos un tema de Chaplin, Smile, extraído de la banda sonora de Modern Times. Ya lo (a)bordó la diva en The Movie Album (2003) y Bennett ha hecho lo propio en diversos discos desde 1966. La que nos ocupa no es la mejor versión, pero está muy bien producida e interpretada, no deja de ser una joya para coleccionistas. Para aterrorizar a los más tiernos detractores de mi cantante favorita, aquí va un youtube de regalo de la actuación de Tony y Barbra.
    [Streisand sonríe contando la recaudación en dólares de su última gira americana, mientras piensa en hacer caja en euros próximamente...]
    El álbum de dúos de Bennett es impecable, demuestra estar mucho más en forma que McCartney o Sting (ya quisieran ellos llegar así a octogenarios, y con la que le está cayendo a Sir Paul últimamente,…). Los temas y los intérpretes invitados se han escogido con mimo. No hay un solo tema que no nos suene, que no nos guste. A destacar los dúos con dos de mis favoritos, Stevie Wonder, una revisión lenta de esa joyita musical que es For Once In My Life; con James Taylor canta Put On A Happy Face, da gusto escuchar a Taylor, que últimamente pasa un poco desapercibido; y hay una bonita versión de The Shadow Of Your Smile en inglés y español con Juanes – eso me lleva a recordar que he de conseguir, como sea, una copia de la infravalorada The Sandpiper, de Minnelli, o emprender labores arqueológicas y rescatar el VHS de alguna caja apilada en el garaje desde mi última mudanza…
    Última hora. Almodóvar se queda sin nominaciones al Oscar, salvo la de “Pe” Cruz, que lo tiene difícil frente a la favorita Helen Mirren, o a la recordwoman de candidaturas, Meryl Streep (espléndida en la mediocre The Devil Wears Prada), por no mencionar a Judi Dench, que en los últimos años ha acumulado más apariciones en la gala de los Oscars que Bob Hope como presentador (de hecho lo ganó por Shakespeare In Love) – la cosa va de reinas, ahora que lo pienso. Pero ya sabemos que todo es tan imprevisible como previsible, vamos, que hay ediciones en que todo es sorpresa y otras en que todo estaba más que cantado, así que… ya veremos, esta vez la cosa está muy repartida. A lo mejor Streep se alza con su tercera estatuilla, para irse acercando a Katharine Hepburn… Hay dos cortos españoles, uno de Javier Fesser (Binta y la gran idea) y otro del donostiarra Borja Cobeaga (Éramos pocos). Otro español, de Teruel, el compositor Javier Navarrete, está nominado por la banda sonora de El laberinto del Fauno. No está mal, aunque Almodóvar se haya quedado sin Volver al Kodak Theatre.

    Propósitos, rataplanes y las chicas Gilmore

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  • 15 enero 2007
  • Retroclásica
  • Ataco de nuevo. No es fácil hacer que coincidan el tiempo libre, la inspiración y las ganas de escribir, de ahí mis prolongadas ausencias. Pero para este recién estrenado año me hago el propósito de frecuentar un poco más este blog. Bueno, el año pasado publiqué más que el anterior, así que por qué no seguir con esta progresión, me pregunto. Es sólo cuestión de disciplina.

    También me he hecho el propósito de comer mejor (y menos y de forma más ordenada), hacer más deporte (bicicleta, piscina, monte) y leer más (algo que no sean ladrillos informáticos, por favor).

    [Breve pausa para reflexionar sobre la autenticidad y credibilidad de todos estos buenos deseos que tenemos para nosotros mismos en plena cuesta de enero].

    Bien, pasemos a los rataplanes. 20 de enero, San Sebastián y tamborrada. Cenita con los amigos, tambores y marchas de Sarriegui. Mi sobrina en la tamborrada infantil. Es una bonita fiesta y los donostiarras la disfrutamos porque sólo dura un día, que ya es suficiente. Cae en sábado, supongo que la ciudad se llenará de gente de fuera.

    [Como la mayoría de vosotros conocéis de sobra la fiesta, no merece la pena desperdiciar tiempo libre, inspiración y ganas de escribir en el asunto].

    Y llegamos a las chicas Gilmore. Me las descubrió Jose y desde entonces las devoro capítulo a capítulo en DVD. Me explico. Gilmore Girls es una serie de televisión de las de culto, ya que por horarios y calendarios ha pasado (y está pasando) por nuestras pantallas como de puntillas (TVE la está emitiendo entre semana, por la mañana). En Estados Unidos van por la séptima temporada* y su continuidad en estos momentos está pendiente de la audiencia, como siempre, y es que llegados a un punto el público es muy difícil de sorprender y se cansa de todo.

    En nuestro país nos encontramos con cinco temporadas editadas en DVD. La sexta ya se puede descargar de Internet (me apunta Jose que en dual). Y no tardará en llegar aunque sea sólo en versión original la séptima. Es importante eso de la dualidad lingüístico-sonora, porque es una delicia la versión original, pero los diálogos son tan rápidos e irónicos que hay que estar atentos a la versión doblada para captarlo todo y no perder ripio (por otro lado, la versión en español está bastante lograda).

    Puestos a describir la historia de las Gilmore, Lorelai madre y Lorelai (Rory para todo el mundo) hija, son dos chicas jóvenes y valientes que viven en un (supuesto) pueblo de Connecticut, Stars Hollow, que para que nos entendamos es como el añorado Cicely de Doctor en Alaska versión Nueva Inglaterra. Vamos, un microclima con personajes pintorescos, cada uno con su carácter, su mundo, sus neuras, sin desperdicio. Los diálogos son estupendos, las situaciones a veces rozan lo hilarante, la historia ha ido in crescendo desde el primer capítulo. Hay que destacar el buen trabajo no sólo de sus protagonistas, Lauren Graham y Alexis Bledel, sino también de toda la legión de secundarios que pueblan ese pequeño cosmos tan particular entre Hartford y Yale.

    Ya voy por la quinta temporada*.

    *Temporada. Hasta hace bien poco era un concepto muy poco usado por la audiencia en el sentido televisivo. Ahora todos decimos “me he bajado la cuarta temporada de Friends” o “ya ha salido en DVD la segunda de Perdidos”. Será porque nuestras teles nos tenían tan acostumbrados a mostrarnos todas esas series de manera desordenada, sin continuidad, casi aleatoria y con repeticiones; vamos, como se emiten los Simpson por Antena 3. Ahora que el mundo audiovisual se ha dado cuenta del gran filón que hay con la comercialización de las series de TV, se ordenan por temporadas, y éstas hasta por capítulos. Ay, la ciencia adelanta una barbaridad…
     
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